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Nuevas bibliotecas para Chile

Entrevista a Claudio Iglesias

Nuevas bibliotecas para Chile

Publicado el 21/08/2007
Claudio Iglesias es el Coordinador nacional de infraestructura bibliotecaria de la Dibam. Es decir, uno de los encargados de concretar el mandato presidencial formulado por Michelle Bachelet en 2006, fecha en la que la mandataria prometió que en Chile, al término de su gobierno, no quedarían comunas sin bibliotecas públicas.

La tarea, por donde se le mire, es titánica. Se trata de la construcción y habilitación de 21 nuevas bibliotecas de aquí al 2009, es decir el plazo vence en poco más de dos años. Más aún considerando que catorce de ellas se construirán, efectivamente, desde la primera piedra. Según Iglesias "es la primera vez en Chile que se generan bibliotecas como proyecto integral que va desde concebir el edificio, el diseño, hasta definir el mobiliario. Todo en una sola secuencia, incluyendo a la comunidad". Las 21 nuevas bibliotecas beneficiarían, entre otras, a las comunas de Panquehue (V región, con un total de 416 m2. a construir), Marchihue y Palmilla (VI, 418 y 510 m2, respectivamente), Río Claro y Licantén (VII, 592 y 417m2), Alto Bio Bio y Pinto (VIII, 459 y 555 m2), Lanco (X, 612 m2) y Timaukel (XII, 229 m2), mientras que en la Región Metropolitana los beneficiados son: Macul (1.347 m2), Independencia (1.050 m2), Quinta Normal (1.295 m2), Cerrillos (1.284 m2) y Tiltil (615 m2). Sólo en el caso de Panquehue, Alto Bio Bio y Timaukel aún se estudia la factibilidad del proyecto. Al mismo tiempo, seis son las bibliotecas que se están desarrollando este año, en las comunas de Independencia, Cerrillos, Tiltil, Licantén, Pinto y Lanco, con una inversión total de 2.620.620. "La idea es que empecemos las licitaciones de diseño a fines de agosto", explica Iglesias, "y que la construcción comience en enero de 2008. Dependiendo del tamaño de cada biblioteca, entre agosto y diciembre de 2008 deberían estar las seis ya construidas". Pero, ¿qué elementos primarán al momento de diseñar estos verdaderos centros culturales comunales? ¿Cómo se define el tamaño de la nueva biblioteca? ¿En qué medida se está tomando en cuenta la opinión de la comunidad? Iglesias se apasiona al responder a estas y otras preguntas. Este arquitecto de la Universidad Central, candidato a grado de magíster en la Universidad Católica y tan sólo 37 años, está preocupado de aprender de los habitantes de cada comuna beneficiada para entender mejor de sus costumbres, necesidades e incluso motivos de celebración. Está consciente de la importancia que, por ejemplo, la religiosidad popular o la agricultura pueden tener para una comunidad, y se esmera en subrayar las distintas maneras en que dichos elementos, determinantes en la identidad de los habitantes, estarán presentes en la arquitectura de las nuevas bibliotecas. "Si bien cada municipio licitará el diseño de sus bibliotecas, hemos hecho mesas de trabajo y trabajamos con la comunidad haciendo esas preguntas", cuenta Iglesias. "Con Licantén tuvimos una reunión con las organizaciones culturales para que nos explicaran cómo ven ellos su comuna, de lo contrario uno sólo tiene la mirada del turista. Y la idea es mostrar el avance del proyecto a la comunidad, para que todos nos hagamos responsables del resultado y que no aparezca luego la biblioteca como una sorpresa que más tarde todos detesten y critiquen. Tenemos que ir informando cuando terminamos el diseño y mostrando, por ejemplo por medio de paneles, la imagen de ese diseño, así como informando qué día se abrirá el concurso para la licitación de las obras. La idea es una total transparencia para entregar la información". [!b:-Dame un ejemplo que permita graficar los resultados de ese "escuchar a la comunidad".] -El terreno donde se construirá la biblioteca pública de Licantén acogió alguna vez a las antiguas bodegas del ramal Licantén - Curicó. Eso es parte de la historia de esta comunidad; la madera, el ferrocarril, son elementos ineludibles. Junto al terreno hay un tornamesa que se utilizaba para que los ferrocarriles giraran y emprendieran nuevo rumbo a Curicó. La idea es sacarlo y mostrarlo como un elemento escultórico que potencie la identidad de los habitantes, siempre ligando este objeto a la biblioteca. En Pinto hay un ex internado, frente a la plaza, precisamente donde ahora estará la biblioteca. Esa fachada ruinosa la utilizan como fondo del escenario de sus festividades, nosotros tenemos que asumir ese edificio y ver que la biblioteca, de alguna manera, lo contenga en su infraestructura para que despierte en esos dos días que dura el festejo. Mientras, los otros 363 días del año será exclusivamente la biblioteca. Las bibliotecas más antiguas no fueron diseñadas pensando en los ritos