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Leyendo en voz alta

Entrevista a Gerardo Cirianni

Leyendo en voz alta

Publicado el 06/11/2007
A partir de hoy, y hasta el viernes 9 de noviembre, en la Biblioteca de Santiago, Gerardo Cirianni dictará un taller sobre metodologías para el fomento del libro: "Pensar en la Lectura y los Lectores". Pero eso no es todo, el maestro argentino ofrecerá además, el jueves, una charla abierta titulada "La Escritura en un Proyecto de Lectura". De esto y de sus inicios en Chile hace casi cuatro décadas, conversa en esta entrevista.

Es lunes y la Biblioteca de Santiago parece un pueblo fantasma, un templo abandonado por sus feligreses, como sólo un lunes puede parecerlo. Habitada exclusivamente por miles de variados ejemplares, luce, sin embargo, imponente, sacra, rebosante de historias y geografías de acá y del más allá, exquisito y sobre todo asequible conocimiento. De pronto, un hombre de mediana estatura, ropaje sencillo y algo calvo irrumpe por una puerta cargando una abultada mochila. En su interior, medio centenar de libros. El sujeto parece haber dado un salto en el tiempo, no porque luzca sacado de otra época, simplemente porque quienes lo conocieron a comienzos de los años '70, si pudieran verlo, si de pronto y por arte de magia se lo toparan así, sin lugar a dudas a quien volverían a ver es al mismo [!b:Gerardo Cirianni] que una mañana hace casi cuatro décadas encontraron en una calle, tal vez en plena Alameda, cuando el joven profesor argentino vino a Chile con un objetivo claro: vivir en pleno la revolución impulsada por el socialista Salvador Allende, ver si podía dar una mano y aportar en el proceso de alfabetización. Cirianni no afloja. Muchas veces ha regresado, ha estado en Osorno, en Coyhaique, en Santiago... A veces acompañado de alguno de sus hijos, siempre cargando su mochila, sus libros minuciosamente escogidos para dar rienda suelta a lecturas en voz alta que tienen la particularidad invaluable de cambiar vidas, de hacer que una dueña de casa que una mañana se mira al espejo y se siente marchita, decida cambiar de rumbo, de la mano de la lectura. ¿Cuento de hadas? ¿Imagen publicitaria, mentira piadosa? Nada de eso, "este es mi trabajo", explica Cirianni, horas antes de iniciar un taller sobre metodologías para el fomento del libro: "Pensar en la Lectura y los Lectores" y una charla abierta titulada "La Escritura en un Proyecto de Lectura". [!b:-En más de alguna ocasión ha dicho que hay un prejuicio extendido de que existen un conjunto de obras que "hay que leer", porque "son las mejores"... ¿Alguna vez leyó aquellas obras porque "había que leerlas"?] -Bueno, a regañadientes, para poder terminar mis estudios en algún momento, no pude zafar. Pero una vez que adquieres la libertad de salir de la escuela, y como a mí siempre me ha gustado esto... Yo empecé como un maestro común, empecé a escribir y hacer juegos y ejercicios... desde muy joven, incluso en Chile, yo vine a Chile en los 70, en la época de Allende... [!b:-¿Qué hacía aquí?] -Estaba alfabetizando. Yo era maestro de educación básica y había gente que llegaba de Linares, de Chillán... estábamos viviendo acá en poblaciones marginales de la capital. Ahí empecé muy precariamente, ahí y en Argentina, a pensar en esta cuestión de "bueno, qué puedo entregar yo de lo que es mi experiencia, en relación a la palabra oral y escrita, que pueda interesar a esta gente, y qué debo admitir de esta gente como devolución, esto hasta hoy". Hace una semana me pasó en el barrio de La Boca, en Buenos Aires. Trabajo irregularmente con un grupo de personas, la mayoría jóvenes, diez o doce, la mayoría mujeres, ninguno profesional, con muy pocos años de escolaridad, y leemos y charlamos... entonces yo tengo que pensar muy bien, en función del conocimiento de la gente, qué es lo que realmente vale la pena compartir, y por otro lado tengo que hacer un ejercicio, no demagógico, sino de interés real, de apreciar qué es lo que ellos pueden devolver. La mayoría de las cosas que devuelven no viene de los libros, sino de otros medios impresos, como revistas o diarios. Entonces, a veces traen algunas cosas que yo francamente digo 'esto jamás lo leería', pero entiendo por qué puede eso llegar a ese lugar. Estas cosas clásicas de ciertas revistas que a veces leen más las mujeres, con ideas para tejer y recetas de cocinas, y de paso una pócima para vivir mejor: tres cucharadas de esperanza, dos de sacrificio... ¡Y te leen eso! Bueno, pero aprecio todo el proceso, no sólo lo que te llevan, aprecio que una persona que no estaba acostumbrada a eso dedique un tiempo a buscar algo, otro tiempo a elegir algo y a leerlo antes de llegar al lugar y después se exponga ante los demás, sin temor a que eso pueda gustar o no. Así se va independizando respecto de la opinión de otros, va tomando conciencia de que eso que leyó va a recibir el aplauso de algunos, el de