Encontrar uniformados en una biblioteca pública frente a un computador ha dejado de ser novedad ya que acortar la brecha digital es un desafío para toda la comunidad, de la cual forma parte el Ejército. Los regimientos necesitan las nuevas tecnologías, tanto para su administración interna como por razones de desarrollo del personal, y por esto se han creado alianzas entre el Ejército y las bibliotecas públicas de modo que los soldados participen en los cursos que ofrece el proyecto BibloRedes a la comunidad en 368 bibliotecas del país. Los contenidos del curso comprenden Office, Internet y correo electrónico. En la Biblioteca Regional de Copiapó durante el 2003 fueron capacitados 300 soldados del Regimiento N°23 Copiapó, en su mayoría conscriptos, y 25 carabineros. En la XI Región, la Biblioteca Regional de Coyhaique, trabajó en conjunto con los Regimientos Aysén y Las Bandurrias entre septiembre y novienbre del 2003 y fueron capacitadas 250 personas, oficiales, suboficiales y reclutas. Tanto en Copiapó como en Coyhaique las clases se realizaron en los laboratorios de capacitación que tiene el proyecto en las bibliotecas y fueron impartidas a grupos de diez estudiantes, quienes al finalizar el curso eran reemplazados por otra decena de alumnos. El proyecto BiblioRedes continuará capacitando al personal del Ejército durante este año en esas Regiones. Un caso diferente fue el de la Biblioteca Pública de Putre, cuyo jefe impartió sus clases en la pequeña biblioteca generalmente fuera de las horas de atención, de este modo logró capacitar a 300 soldados, en su mayoría conscriptos pertenecientes al Regimiento Huamachuco. En la Región de La Araucanía el personal militar del Regimiento Tucapel de Temuco podrá acceder a los cursos en cualquiera de las 45 bibliotecas de la Región utilizando su tarjeta de identificación militar. Además está programada la visita de una biblioteca móvil al Regimiento Tucapel para el 30 de Mayo, con el propósito de promover la lectura entre los soldados y sus familias que ese día los visitan. A través de los cursos de computación los militares han conocido las bibliotecas públicas y sus servicios y muchos de ellos, con sus familias, se han convertido en lectores de la variedad de libros que ofrece la biblioteca. Para el personal de las bibliotecas este contacto ha sido positivo ya que ha posibilitado el acercamiento y conocimiento mutuo.